Sofía es una típica adolescente quinceañera que vive en Buenos Aires, va al colegio, tiene amigas que le agradan, otras que no soporta y tiene una familia muy particular que, a veces, la irrita. Sin embargo, luego de tener un sueño muy extraño sobre unos dragones, Sofía comienza a descubrir que su familia, sus amistades e incluso su propia vida, no son tan comunes como creía. A partir de allí, se ve lanzada hacia una aventura que jamás hubiera imaginado, que le revela que ella no es tan ordinaria y simple como creía, y que existe un secreto, más grande que ella y su familia, que puede salvar al mundo o destruirlo.
Así inicia este libro, el primero de la trilogía El último reino y el primero de Leo Batic. Tomando la posta de Liliana Bodoc y abriéndose espacio en un género poco explotado en Argentina, Heredero de las hadas propone una premisa poco común: la magia no sólo existe sino que se presenta de forma real y visible en medio de Buenos Aires. Sofía, su protagonista, se ve embarcada en una aventura de aprendizaje y autoconocimiento que la lleva a redescubrir un vínculo con la magia y sus seres dormido hace años.
Contada desde múltiples perspectivas, esta historia combina de forma magistral el desarrollo de la historia de Sofía y el avance de la acción con la reposición de las aventuras anteriores y la historia del Último Reino y sus habitantes. El relato toma así una dimensión épica con cada cambio de locación y perspectiva, creando una visión global de la historia que anuncia que ésta es más grande todavía de lo que se deja entrever en las páginas de esta primera entrega.
Con una prosa visualmente impactante, Leo Batic se abre las puertas al mundo de la escritura buscando acomodarse entre las palabras. A medida que avanza la historia, la prosa se va consolidando más y encontrando sus puntos fuertes. La propuesta de su locación en Buenos Aires trae aparejada, para algunos, una dificultad insalvable: el lenguaje porteño. De forma sorprendente, Leo Batic logra captar el diálogo y coloquialismos propios de Buenos Aires e insertarlos de forma verosímil en su relato, combinándolos con la geografía de la ciudad y creando un retrato fiel y veraz de Buenos Aires. Y logra, además, transiciones hacia el español neutro de una forma tan sutil que en ningún momento generan un quiebre o interrumpen la lectura.
La acción no se detiene nunca y la historia avanza a grandes saltos. En el espacio limitado que tienen dentro de los giros inesperados y momentos de acción, los personajes logran ir configurándose de una forma muy humana y cercana - incluso las hadas y brujas. Personajes variados y coloridos junto a un argumento que atrapa hacen que la lectura sea veloz y amena.
Leo Batic incursiona en el género fantástico y se anima a algo completamente nuevo: escribir un Buenos Aires fantástico y real. Sin caer en clichés ni abrirse demasiado, acierta con magnífica puntería en el ojo del género y avanza con facilidad y sutileza entre mitos, leyendas, seres mitológicos, saltos temporales y espaciales, y personajes tan reales como los propios vecinos.
Una historia que abre espacios y sienta bases para el género fantástico en el país y para todos aquellos que aún no se han animado a probarlo, Heredero de las hadas logra su cometido y aún más: deja a los lectores ansiosos por su continuación.
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