Allegiant, (Divergente, #3), Veronica Roth, 2013. Katherine Tegen Books.
Esta reseña no contiene spoilers sobre este libro, pero sí sobre Divergente e Insurgente. Han sido avisados.
La sociedad basada en facciones en la que creyó alguna vez Tris Prior se ha roto: fracturada por la violencia y las luchas de poder y marcada por las pérdidas y las traiciones. Cuando a ella le ofrecen la posibilidad de explorar el mundo más allá de los límites que siempre conoció, Tris está lista. Quizás más allá de valla ella y Tobías puedan encontrar una vida nueva simple, juntos, libre de mentiras complicadas, lealtades mezcladas y recuerdos dolorosos.
Pero la nueva realidad de Tris es más alarmante que la que dejó atrás. Algunos descubrimientos viejos pierden su sentido rápidamente y verdades explosivas cambian el corazón de personas que ella ama. Y, una vez más, Tris deberá luchar para comprender las complejidades de la naturaleza humana -y de ella misma- mientras se enfrenta a decisiones imposibles sobre el coraje, la lealtad, el sacrificio y el amor.
El último libro de la saga Divergente se hizo esperar con ganas, más en medio de la filmación de la primera película. Eran muy pocos los datos certeros que se tenían sobre la trama del libro, con lo cual no había material para especular. Dos días después de su publicación puedo decir que, en mi humilde opinión, Allegiant es un libro común, el más débil de la trilogía, con un final demoledor.
No sé si habrá sido la distancia temporal entre la lectura de Insurgente y la publicación de este libro, pero empezar a leer me resultó extraño. Los personajes sonaban ajenos, la realidad que atravesaban, distante. Me costó un par de capítulos volver a encontrarme y dejar de lado esa sensación de que todo era demasiado cuadrado, esperable.
Allegiant marca un punto de inflexión respecto de los dos primeros porque, por primera vez, la historia no ocurre entre facciones. Los personajes principales se trasladan a otro lugar y, después de tantas vueltas y tanto sufrimiento, logran enterarse de qué es lo que está pasando, quiénes son, qué es su ciudad y por qué fueron aislados. Y el momento, las explicaciones, las revelaciones, quedan a medio camino. Lo que podría haber sido una gran explosión de nuevas posibilidades queda estancada en tópicos previsibles y unas consecuencias aún más previsibles. Quizás todo sea un problema de exceso de jerga científica, quizás no. La cuestión es que el momento de revelación que esperaba desde hacía dos libros, no fue espectacular. Fue normal, común, incluso esperable.
Los eventos que siguen después están, en mi opinión, simplificados en exceso -lo cual dibuja unos personajes nuevo demasiado crédulos y unidimensionales- dadas las circunstancias políticas y sociales que plantea la realidad fuera de la valla. La trama se debilita de manera exponencial. Con otro tipo de desarrollo de eventos y de personajes, todo esto podría haber sido mucho más atrapante, satisfactorio y complejo (que es lo que alcanzaron Divergente e Insurgente, un mundo complejo y lleno de líos ideológicos: Allegiant cae porque quiere hacer demasiado en poco tiempo).
Uno de los grandes logros de Allegiant es el gran desarrollo que alcanza el personaje de Tris. Después de haberle seguido los pasos durante dos libros, Tris logra una madurez particular en esta tercer entrega. Sus ideas sobre el coraje, las facciones, los que no tienen facciones, su madre, y la realidad que encuentra afuera alcanzan un punto sólido y verídico, acorde a su personalidad. Tris se solidifica y sus acciones pasan a tener una base firme.
Sin embargo, todo esto se esfuma en los otros personajes. Algunos personajes secundarios reciben parte de lo que merecen: Cara, Caleb, Peter y, un poco, Christina, se expanden y crecen un poco. Otros, como los personajes de afuera de la valla y el importantísimo Tobías, se desarman. Qué terrible, Tobías. No sé si esto se deberá pura y exclusivamente a que esta vez había capítulos narrados desde su punto de vista o si Veronica decidió torturarlo, pero Tobías se pierde, se transforma en un nene. Todo lo que sabíamos y conocíamos de él se transforma en una sombra del chico que nos muestra Allegiant. Tobías se derrumba y, si bien hay crisis y caos en su vida que tienen una clara explicación y que el libro muestra sin dudar, otras cosas suenan demasiado impuestas. Me confundió mucho perder al chico que un tiempo atrás era una máquina y pura eficiencia y solidez.
Allegiant explica y cierra ciclos, pero hace agua cuando intenta maximizar la revolución y la distopía. Hay muchas idas y venidas que a medida que avanza el libro empiezan a cansar, y algunos personajes reinciden en exceso en patrones de comportamiento. Sin embargo, la trilogía cierra, y cierra con una explosión. No voy a dar datos que puedan arruinar lecturas, pero Veronica se anima a dar un paso más en el género y a cerrar con fuerza.
Quizás cuando el libro salga en español pueda compartir mis impresiones sobre el final, que son muchas y variadas. Mientras tanto, digo esto: Allegiant sirve como cierre de ciclo, aunque es muy flojo si se consideran los libros anteriores. No es lo que esperaba ni lo que me hubiese gustado leer. Tris es, en mi opinión, el único gran regalo que hace Veronica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario