Escuché por primera vez sobre Philip K. Dick este año, en las jornadas de ciencia ficción. Me avergoncé un poco al descubrir que era una eminencia en el género y que yo no sabía absolutamente nada de él. Así que, luego, al volver a casa, abrí google y me puse a investigar. Ahí descubrí que su novela más conocida era ésta, y que había inspirado la famosa película de culto Blade Runner (que por supuesto tampoco vi, y decidí ver luego de leer el libro). No hace falta decir que salí inmediatamente a conseguirlo.
Ubicada en un futuro distópico - y ya esa premisa me atrapó por completo -, la novela sigue la vida de Rick Deckard, un cazarrecompensas que trabaja para la policía local retirando "andys" (androides) rebeldes. La historia suena simple y parece anunciar una clásica historia de aventuras y nuevas tecnologías fascinantes. Sin embargo, Rick Deckard se ve enfrentado a un nuevo tipo de androide, el Nexus-6, que posee características especiales, que lo asemeja de forma convincente a los seres humanos. Allí la historia se torna en pesadilla y la acción pasa a un segundo plano: los planteos morales, éticos, e incluso religiosos ingresan a la novela robándose el protagonismo.
La experiencia de lectura es así. La premisa inicial convoca: un mundo devastado, lleno de desechos materiales y humanos, cubierto por un polvo que todo lo destruye y mata, habitado solamente por quienes saben que morirán, y mega tecnologizado. La acción no se hace esperar y, cuando resulta evidente cómo será el final, la novela da un giro inesperado y el lector queda perdido en el suspenso y la incógnita. Y necesita saber cómo seguirá, qué le ocurrirá a Deckard, cuáles son las respuestas a los interrogantes que se comienzan a plantear.
La pregunta por la vida, por los límites entre lo humano y lo artificial, es el centro alrededor del cual gravita la acción. La historia se desdobla en dos planos que corren paralelos y experimentan choques imprevistos: el mental, que engloba las preguntas, reflexiones y diálogos interiores de Deckard y otros personajes a quienes Dick también les otorga la voz; y el físico, plano donde ocurre la acción, y desde donde se disparan los sucesos del plano mental. El avance del relato los imbrica de tal forma que, como lector, se llega a un punto donde no se sabe si quien se hace las preguntas es el personaje o uno mismo.
¿Sienten los androides? ¿Se puede sentir pena por un androide? ¿Y amor? ¿Y deseo? ¿Cuál es el precio que se paga por asesinar a uno de ellos? ¿Realmente la palabra adecuada es "asesinar"? ¿Cómo se puede saber a ciencia cierta quién es un androide? ¿Quiénes son androides? ¿Y si hay un error y se asesina a un humano?
La paranoia es palpable y Dick hace un trabajo supremo en la construcción de Rick Deckard. Encarna el espíritu de un sobreviviente que sabe que, eventualmente, morirá a manos de la contaminación. Es un personaje enigmático, a ratos conforme con su trabajo, luego, completamente fastidiado. Sus capacidades - una de sus únicas seguridades - se ven puestas en tela de juicio a medida que avanza la novela, y eso lo enloquece. El lector es testigo del proceso de degradación del personaje - no física, sino mental. Así como el mundo camina rumbo a una aniquilación total, el caos inherente a esta distopía alcanza a Deckard y lo destruye, lenta y tortuosamente, desde adentro.
A todo esto se le suma una construcción viable y creíble de una sociedad desmembrada - luego de la catástrofe que deja el mundo destruido, muchos emigran y forman colonias en Marte. Adelantos tecnológicos que abarcan desde androides cuasi humanos y animales eléctricos - que ocupan, también, un rol central en la historia, como símbolo de la vida, de status y seguridad, y del pasado - hasta programas de televisión que nunca terminan, y un sistema religioso que estremece.
Una lectura que se disfruta de principio a fin y que no solo trae una historia interesante y compleja sino que, además, plantea preguntas filosóficas y existenciales en el marco de un futuro que también podría ser una posibilidad.
Una lectura que se disfruta de principio a fin y que no solo trae una historia interesante y compleja sino que, además, plantea preguntas filosóficas y existenciales en el marco de un futuro que también podría ser una posibilidad.
Lo tengo perdido por casa y nunca he decidido a leerlo, creo que ya va siendo hora.
ResponderEliminarNo leí la novela, pero la película es impresionante!
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