Este verano decidí leer El Castillo Ambulante porque la película me encanta y sabía que si Miyazaki había elegido esta historia para llevarla al cine, el libro tenía que ser brillante. No planeaba leer toda la trilogía, pero el primer libro me enamoró de tal forma que en unos pocos días me había terminado los tres.
Hay muchas cosas que atraviesan toda la trilogía, así que decidí hacer una reseña global, y pequeñas referencias a cada uno de los libros, para ahorrar tiempo y decir cuánto disfruté de estos libros una sola vez.
Diana Wynne Jones hace algo con estos libros que no había visto en ninguna otra saga fantástica: se apropia de la magia y de los elementos fantásticos y los mueve y deforma a su gusto. Mientras leía los libros, me acordé de algo que escribió Neil Gaiman en su blog hace poco:
Hay algo que pasa en Hollywood. Cuando entregás un guión sobre una historia que tiene magia, la gente del estudio dice "No terminamos de entender... ¿podés explicarnos las reglas? ¿Cuáles son las reglas acá? La magia tiene que tener reglas". A veces, cuando me dicen eso, yo les respondo que, sí, seguro que tiene reglas, así como la vida también tiene reglas, pero que no me dieron el libro de las reglas de la vida cuando nací, y que trato de descubrirlas mientras avanzo, y que estoy seguro de que pasa lo mismo con la magia; y a veces les explico que, sí, la magia tiene reglas, y que si leen el guión de vuelta con cuidado se van a poder dar cuenta de cuáles son; y a veces suspiro y pongo una línea acá y otra allá que deletree las cosas con claridad y diga, SÍ, ESTAS SON LAS REGLAS, NO TENÉS QUE PRESTAR ATENCIÓN EN REALIDAD, y todo el mundo está contento. (
fuente)
La magia tiene reglas, y a veces están explicitas y hay personajes que las explican o libros que enuncian las leyes que rigen ese mundo, y otras veces están, pero implícitas. En los libros de Diana, la magia tiene reglas, pero son unas reglas tan irregulares y atípicas, que da la sensación de que no hay nada que regule nada. Y me da la impresión que Diana hizo como Neil, empezó a escribir a ver qué reglas le mostraba la historia.
La fantasía tiene tal presencia en esta trilogía que se vuelve una entidad en sí misma. No es un instrumento de los personajes o un secreto que sólo conocen los hechiceros. La magia es caprichosa, abierta, irregular, dinámica, inesperada y para todos. Los personajes se mueven siguiendo el movimiento de la magia y a veces, sólo a veces, la magia se mueve según los personajes.
La tela del mundo de Diana está tejida con magia, y los personajes son mitad realidad, mitad fantasía. Ambas esferas están tan intrincadas que no se puede pensar una sin la otra.
Esto, por supuesto, hace que los personajes de esta trilogía sean deliciosos. Pero vamos de a poco con cada historia.
El Castillo Ambulante (El Castillo Ambulante, #1), Diana Wynne Jones, 2001. Greenwillow Books.
Sophie tiene la mala suerte de ser la mayor de sus hermanas, destinada a fallar miserablemente si trata de dejar su hogar para buscar su destino. Pero cuando, sin querer, atrae la ira de la Bruja del Páramo, Sophie es transformada en una anciana arrugada. Su única oportunidad de romper el hechizo está en el castillo ambulante de las colinas: el castillo del mago Howl. Para deshacer el encantamiento, Sophie debe tratar con el caprichoso Howl, lograr un pacto con un demonio de fuego y encontrarse con la Bruja del Páramo. En el camino, Sophie descubrirá que hay más en Howl -y en ella- de lo que se ve a simple vista.
La historia es bastante semejante a la que animó Miyazaki, pero, como siempre, el libro tiene mucha más profundidad.
El destino, el éxito, la fama, la amistad, la confianza en uno mismo y la forma en que afecta la mirada del otro son temas que dan vueltas en esta historia, y lo hacen a través de una prosa liviana y llena de giros y líneas de diálogo vívidas y graciosas. Diana no cae nunca en frases trilladas o giros esperables en la trama. Cada página trae sorpresas y todas dejan un gusto agradable.
Sophie, Howl, Calcifer y los personajes secundarios son coloridos y vivaces. Sophie y Howl están marcados por personalidades abrumadoras y resquebrajadas con defectos y límites que lo único que logran es enamorar más al lector. Diana, además, tiene una forma muy especial (muy real, en realidad; es difícil encontrar mujeres como las de esta trilogía) de escribir personajes femeninos.
El Castillo en el Aire (El Castillo Ambulante, #2), Diana Wynne Jones, 2001. Greenwillow Books.
Lejos, al sur de la tierra de Ingary, vivía en la ciudad de Zanzib un joven y no muy próspero mercader de alfombras llamado Abdullah, que amaba gastar el tiempo imaginando. Estaba contento con su vida y sus fantasías, hasta que un día un extraño le vende una alfombra mágica.
Esa misma noche, la alfombra lo lleva a un jardín encantado. Allí, Abdullah conoce a una princesa hermosa, Flor-de-la-Noche, pero un djinn malvado la rapta y se la lleva ante sus propios ojos. Abdullah entonces se lanza a rescatar a la princesa, con su alfombra mágica y su inteligencia como únicos compañeros. Por ahora.
La sinopsis del libro no parece indicar que éste sea parte de la trilogía. Sin embargo, la historia parte de Abdullah y conduce de vuelta a Howl y a Sophie.
Nuevamente, Diana hace destrozos (en el mejor sentido, por supuesto) con la magia: alfombras que vuelan pero sólo cuando se las elogia, genios malhumorados y miedosos, castillos que cambian de forma; nada parece tener reglas y la magia hincha la historia con latidos sonoros.
La novela gira en torno del encuentro de culturas, los modales y las tradiciones y, si bien la historia de Abdullah es pálida en comparación con la de Sophie y Howl, juntas logran armar algo más grande: la historia de Ingary, de las guerras, de los pueblos y de este mundo fantástico y extraño. Esto da una perspectiva mucho más grande que la que se tenía en el primer libro.
Acá vuelven a aparecer muchos personajes conocidos, y se suman otros nuevos que engrosan las filas de los personajes bien escritos (hay, en especial, un grupo de princesas que Diana debe haber disfrutado mucho escribiendo porque son fantásticas).
La Casa de los Mil Pasillos (El Castillo Ambulante, #3), Diana Wynne Jones, 2008. Greenwillow Books.
Charmain Baker está enloqueciendo. Cuidar la pequeña casa de su tío William mientras él está enfermo debería ser fácil, pero el tío William es más conocido como el Mago Real Norland y su casa dobla el espacio y el tiempo. Su única puerta lleva a infinidad de lugares: las piezas, la cocina, las cuevas de las montañas, el pasado, etc. Cuando abre esa puerta, Charmain también se encuentra con un perro callejero increíblemente mágico, un joven aprendiz de mago un poco torpe y una caja con los documentos más importantes del rey, así como también con un clan de criaturas azules irritantes. En medio de una búsqueda real intensa, Charmain se encuentra con una hechicera muy intimidante llamada Sophie. Y si está Sophie, seguramente el mago Howl y el demonio de fuego Calcifer están cerca.
El final de la trilogía es caótico, mágico y espectacular.
La historia se centra en Charmain, una chica despreocupada, que vive en sí misma y para sí misma. Su encuentro con la magia es accidentado y no la deja muy impresionada. La casa de su tío, que burla las leyes de la física, parece fastidiarla más que asombrarla. A esto se le suma la presencia del aprendiz de mago, que lo único que hace es fastidiarla.
La novela toma otro camino y parte de la premisa del egoísmo y egocentrismo, y avanza hacia lo que significa salir de casa y de uno mismo y encontrarse con otros y otros que necesitan de uno. Es, como los otros libros de la trilogía, una nueva historia de autodescubrimiento y del descubrimiento del mundo a través de uno mismo.
Hay nuevos personajes, tan encantadores como los conocidos, pero los antagonistas de esta historia son realmente perturbadores y agregan tensión a la historia de la búsqueda en la que se ve envuelta Charmain.
La historia de Ingary se expande y se complementa con cosas de la historia de Abdullah, y crece con la continuación de las vidas de Sophie y Howl (que cada vez se vuelven más graciosa y tierna).
La saga de El Castillo Ambulante es una brisa refrescante en medio de tantas historias que a veces se parecen demasiado. Diana Wynne Jones escribe con alegría e insolencia, creando personajes graciosos y complejos, llenando las páginas de los tres libros con historias adorables y mágicas, y conquistando lectores a cada paso. Una saga para tener en la biblioteca y leer y releer.