2 oct 2016

Prosa que enamora

En mi perfil de Goodreads, lugar donde es posible armar y organizar los "estantes" de la propia biblioteca (etiquetas para organizar los libros leídos o por leer según temas, géneros, etc) como uno desea, hace ya un tiempo habilité uno que se llama "prosa que enamora".

En su momento, no pensé demasiado en el título que le estaba poniendo. Rimaba, se veía bien; listo, eso servía.

Sin embargo, a medida que me fui sumergiendo más en la literatura infantil y, sobre todo, juvenil, me di cuenta de que quizás esa estantería quedaba algo grande. O vacía.

No resultó tan sencillo encontrar libros con prosa que enamorara, con una escritura que resultara cautivante, llena de palabras vivas y vibrantes. La mayoría de los libros que leía estaban centrados en la trama, en el desarrollo de la historia y, sobre todo, en generar siempre suspenso, para seguir atrapando al lector. Si en el medio justo había una oración que sonaba mejor o traía una metáfora interesante, pura suerte.

Así que revisé cómo andaba esa estantería movida por la curiosidad y consideré que podía ofrecer, ahora, una primera selección de las novelas que leí en el último tiempo y que con sus frases me conquistaron los ojos (y gran parte del corazón).

1) La pendiente resbaladiza (Una serie de eventos desafortunados, #10), Lemony Snicket, y La cueva oscura (Una serie de eventos desafortunados, #11), Lemony Snicket.

Ya es de público conocimiento que el estilo de Lemony Snicket me vuelve loca. Toda la saga es una delicia por el trabajo cuidadoso y deliberado que hace el autor para presentar metáforas sencillas y para jugar con el lenguaje desde la figura del narrador. 

Estos dos libros, sin embargo, en su momento me resultaron increíbles. Las reflexiones del narrador y las descripciones de los espacios estaban llenas
de frases impresionantes y, siempre, bien sencillas. Debo recordar que los leí en inglés y que creo que hay algo de la magia de Snicket que a veces se pierde en las traducciones, pero acá acerco una frase de cada libro:
"Si sentís... que la gente leída es menos propensa a ser mala, y que un mundo lleno de gente sentada, tranquila, con buenos libros en sus manos es preferible a un mundo lleno de cismas y sirenas y otras cosas ruidosas y problemáticas, entonces cada vez que entres a una biblioteca podés decirte a vos mismo: 'El mundo es tranquilo acá', como una suerte de promesa que proclama que la lectura es un bien mayor".
"La gente no es ni mala ni noble. Son como las ensaladas del chef, con cosas buenas y malas cortadas y mezcladas juntas en una vinagreta de confusión y conflicto".

2) Los saqueadores de sueños (The Raven Boys, #2), Maggie Stiefvater.

También en su momento había hecho una reseña sobre lo impactante (y raro) que era el estilo de escritura de Maggie Stiefvater. El segundo libro de la saga me dejó con la impresión de que eran las palabras las que hacían respirar a los personajes. No sólo por el modo en el que se los describe sino, y sobre todo, por cómo se encastran sus acciones con frases atípicas y muy particulares, pensadas en detalle para cada personaje.

Un ejemplo (también extraído de su versión en ingles):
"Había muchas versiones de Gansey, pero esta había sido escasa desde la introducción de la presencia domadora de Adam. Era, además, la favorita de Ronan. Era la opuesta al rostro público de Gansey, que era puro control encerrado en una envoltura académica delgada como el papel. Pero esta versión de Gansey era Gansey el chico. Este era el Gansey que compró el Camaro, el Gansey que le pidió a Ronan que le enseñara a pelear, el Gansey que contenía todas las chispas salvajes para que no aparecieran en las otras versiones. ¿Lo había liberado el escudo que estaba en el lago? ¿La bikini naranja de Orla? ¿Los restos destruidos de su Henrietta reconstruida y las identificaciones falsas que habían encontrado? A Ronan no le interesaba. Todo lo que importaba era que algo había prendido el fósforo y Gansey estaba ardiendo". 
3) Algo que domina el mundo, Franco Vaccarini.

Cuando escribí la reseña de este libro, también lo aclaré: la novela tiene la capacidad y el arte para presentar el mundo adolescente y sus complejidades a través de oraciones y párrafos circulares que hablan de pensamientos y sensaciones cruzadas, confundidas, mezcladas y que, sin embargo, dibujan  con claridad el rostro de la juventud.

Una frase del comienzo:
"Odiaba la primavera, también; pero ya no. A veces tengo días buenos, días donde vivir es parecido a soñar; y en ese sueño soy de carne y hueso, puedo tocar las cosas y las cosas me tocan, existo de verdad. Eso es lo importante: ser real, entender que uno tiene el corazón fuerte, que late, late, late, resiste pulso a pulso, sístole a diástole, yo qué sé. Un corazón no es algo fácil de parar".


Hay más libros y hay más frases que eventualmente llegarán a otro post. Por ahora, estos, que valen la pena y que son un viaje fabuloso a mundos bien armados, a personajes autónomos, a ambientes que envuelven. Mientras tanto, la tarea de engrosar esta estantería seguirá presente y sedienta.
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