6 abr 2021

LIJ de verano: La música del silencio

El newsletter "LIJ de verano" ha llegado a su fin (¡como el verano!). Fue un camino entretenido, de lectura, diálogos e investigaciones, que deja pistas para seguir y pensar nuevas ideas. Mientras esto se cocina, pueden leer la última entrega (otra vez, sobre la maravillosa poesía), por acá abajo.

¡Gracias por toda la compañía de estos meses!

Luego de leer, hace dos semanas, el primer encuentro con la poesía para niños, niñas y adolescentes, la poesía nos vuelve a convocar para esta última (¡sí, ya la última! El verano es una brisa que se va y el otoño ya hace caer las primeras hojas) entrega del newsletter. En esta ocasión, y en el marco de este mes, nos acercaremos a dos maravillosas poetas que saben mirar los pliegues del día para encontrar la magia que allí reside, y en dos libros en particular: dos poemarios que han recibido el Premio Hispanoamericano de Poesía para Niños.

Versos al aire

María José Ferrada es una periodista, escritora y poeta chilena. Comenzó escribiendo libros para su hermano y, desde allí, abrió caminos de versos y música suave. Es mucho lo que se puede conversar sobre ella y su escritura, porque sus poemas son expresión de libertad e imaginación. 
En Cuando fuiste nube, que ganó el Premio Hispanoamericano de Poesía para Niños en 2018, el camino de la poesía se abre entre rincones de las tardes y los lugares conocidos del hogar. En estos poemas, María José Ferrada conjuga episodios comunes con experiencias enormes, de vida, como sucede acá:

III
Busca al monstruo que vive debajo de tu cama
y dile que te hable de la oscuridad.

El mío me dijo que era un trozo de la noche
un rectángulo
que los monstruos llevan en su morral.

Fue nuestra primera y única conversación.

Desde entonces me asomo de vez en cuando a mirar.

Y lo veo
sujetando con sus manitos de monstruo
su pedazo de cielo negro

confiado

como si la oscuridad brillara
como si también la oscuridad fuera una lámpara.


Qué novedad hermosa descubrir un monstruo, que podría dar miedo, que podría quitar el sueño, aferrado a su oscuridad como un creyente a su dios. Así, la experiencia del monstruo debajo de la cama se vuelve la oportunidad de conocerlo y de descubrir su mundo.

De este modo las diferentes aventuras cotidianas y los hallazgos pequeños despliegan una enorme densidad y oportunidad para contar algo nuevo, algo más grande.

IX
El nacimiento de los muebles
es algo natural.

El tronco del árbol se sacude
y en lugar de hojas
baúles
armarios
mesas

caen como nueces.

Crecimiento y labor:
un carpintero los lleva a su taller
(el taller tiene una ventana
por la que entra el sol y
el sol es una manta)
espera a que maduren.

Labor y fortuna:
tengo algo para ti en el bolsillo
es un sofá.

Lo encontré ayer, mientras caminaba
hacia mi casa

ahí
entre los tréboles.


Mirar un mueble crea un universo entero, un juego entre el azar y las posibilidades, un camino para dejarse sorprender por el funcionamiento de las cosas —también para imaginar nuevos modos, nuevos órdenes.

XII
Ahora miremos el cielo
hablemos del día en que antes de ser tú
fuiste nube

y tu pasatiempo era atravesar el cielo volando

volverte

dragón
oveja
elefante

todo los animales
sobre el fondo celeste.

No, no me digas que no te acuerdas.

Si desde ese día 
busco y busco
entre mis recuerdos
uno tan liviano como ese.

El día en que también yo

fui nube
viento 
sol

el color anaranjado de los días.


Es un lindo mimo pensar que alguna vez, hace mucho tiempo, fuimos nube, que jugamos a cambiar de forma, que nos mimetizamos con el color del atardecer.

 

Aventuras a la hora de la siesta

Laura Escudero es una docente, psicóloga, escritora y poeta argentina, con mucho camino de escritura, de búsqueda, de experimentación. Su poesía es un organismo vivo: cambia y crece, muta y se transforma todo el tiempo. Si alguno la sigue en redes sociales, verá que siempre tiene unos versos para acercar y compartir.
En Ema y el silencio, que ganó el Premio Hispanoamericano de Poesía para Niños en 2015, Ema es la niña que nos da la mano para recorrer los rincones del silencio, en búsqueda de la música que tienen todas las cosas. Como cuando nuestros papás y mamás dormían la siesta y, en el silencio de su sueño, con cuidado para no despertarlos, jugábamos a crear mundos.

Ema salta

Hay un silencio en el silencio
que guarda
la música del mundo.
Murmullos de mar
en el fondo oscuro
de las caracolas
-y en lo profundo-
sinfonía de peces
aguavivas
sombras de gaviota.

En la noche hay grillos,
una luna que a su modo canta.

Hay en el silencio un silencio
que guarda
la música del mundo:
la siesta borda
el camino a las amapolas
y a las libélulas.
Ema salta
del silencio
al mundo que flota
detrás de las palabras.


Toda esta exploración viene enmarcada, desde el comienzo del libro, por este fragmento de Juarroz (¡qué poeta!): Existe un alfabeto del silencio / pero no nos han enseñado / a deletrearlo. Con esa impronta, los caminos de Ema se convierten en el aprendizaje de ese alfabeto, que está escondido en su casa, en su jardín, en ese rato de siesta, en los misterios más pequeños.

Ema y el árbol

En el roble
pequeños cuencos alojaban
frutos dorados.
En otoño cayeron.

Ahora cuelgan
tazas vacías de las ramas
los pájaros las llevan
a sus nidos
beben sol a montones
y cuentan a sus hijos
historias
de lo que brota de nuevo.
De la lluvia.

De la quietud 
de las flores
abriéndose
mientras se abren.

De cuando las hojas tienen
sueños de barco
y esperan
vientos que las lleven
sobre acantilados de nubes
y bosques
de anémonas azules.

Ema trepa al árbol:
atrapa peces de luz
se hamaca en canoas pequeñas
cuenta caracoles
escucha el mar.


El recorrido de Ema, con oído atento y ojos bien abiertos, es un re-descubrimiento, para nosotros, los lectores, de esa experiencia infantil de pura invención y juego con cualquier cosa que nos cruzáramos. Así, todo está vivo y tiene guardado en su interior la potencialidad de ser lo que nosotros soñemos.

Ema con alas

Una mariposa
no es
lo que parece.

A veces
sus vuelos son guirnaldas
farolas en las flores
pañuelos
otras
sobre una cala 
se vuelve palidez
y llora.

Una mariposa
es
de vez en cuando
tristeza
alegría
de vez en otra.


De la mirada en lo pequeño y cotidiano, que nos cruzamos en la poesía de Juan Lima y Eduardo Abel Gimenez en la entrega anterior, al descubrimiento de la enormidad que guardan esas cosas pequeñas y cotidianas en estos poemas de María José Ferrada y Laura Escudero. La poesía para niños y niñas es una caja de sorpresas, de las mejores y más lindas, y acerca variedades para todos los gustos. La humilde invitación es a seguir explorando, a dejarnos encontrar por otros autores y autoras, por otros universos llenos de música y rima para niños, niñas y, también, todos nosotros.

El fin, por ahora

Este newsletter llega a su fin, al menos por ahora. Fue una aventura de verano, después de varios años de trabajar investigando libros para el blog: jugar a mirar y leer libros para chicos y chicas, encontrar recorridos, líneas que se cruzan, y todo eso prepararlo y pensarlo para compartir con otros, para pensar y dialogar sobre ellos con todos los que estuvieran interesados e interesadas y con ganas de compartir.

Ahora el verano ya se guardó y, entonces, el newsletter también dormirá por un tiempo. Quizás el verano próximo lo vuelva a traer, quién sabe. En el mientras tanto, agradezco infinitamente cada suscripción y lectura, y me encantaría conocer qué les pareció este newsletter. Así que si tienen unos pequeños minutos, les acerco una encuesta para que ahora sean ustedes me puedan contar qué piensan, qué les gustó, qué sugerencias tienen. ¡Me encantaría leerlos, leerlas! 📝

Y para despedirnos, al menos por ahora, les dejo este poema de María José Ferrada, así recibimos y saludamos al otoño que ya nos visita:

VI
Y ahora escucha.
Sucede cada otoño
solo un día:

un árbol toca la puerta
entra en la casa
y saluda a sus parientes.

Los recuerdos del bosque
zumban en la sala
como abejas del sol:

trinos
brisa
luz

días en que también

la mesa
las sillas y el librero

fueron árboles.

Sucede cada otoño
solo un día:

el árbol parte
y deja en la sala

sonidos de ramas
y raíces

una nostalgia
un recuerdo amarillo.
🍂
¿Querés más literatura?

Si querés continuar navegando los océanos de la literatura infantil y juvenil, en Obras citadas seguimos trabajando, investigando y leyendo en el blog y también en Instagram. Además, este año comenzamos a ofrecer talleres de escritura para jóvenes y adolescentes (¡próximamente para adultos!). Podés enterarte de esto y más en nuestro perfil de IG 📚
Para seguir leyendo
 
La poesía se despliega con una frescura irreverente en Conversación con el pez, de Juan Carlos Moisés, ilustrado por Pablo Picyk. Dicho sea de paso, no es un libro sencillo de conseguir, pero sí que vale la pena, porque presenta una mirada muy original, muy fuerte, en una voz muy cercana, casi como si el poeta "silbara bajito".

Gatos negros

Meter en un poema a la vecina
y a sus gatos negros
más de veinte
no es particularmente poético
pero no me quería olvidar de anotar
en algún lugar
con mi puño y letra
que los veinte
o más gatos negros que ella tiene
nos traen suerte.

 


Es libro sorpresivo, con poemas que saltan y bailan, llenos de una fauna temperamental, de caballos, vacas, días de campo, pensamientos y reflexiones, sueños y juegos, pero con un tono tan cercano, tan de amigo que nos cuenta algo simpático que vio, que hace que sean una novedad, un vaso de agua en un día de calor. Las ilustraciones, además, completan la simpatía de la lectura y completan los poemas, a veces, hasta los terminan y les cambian el sentido. Un libro que es, realmente, un hallazgo para niños, niñas y para nosotros, adultos.
 
Novedades
 
El rap de los gatos, Pedro Mairal y Pablo I. Elías. Ralenti, 2020.

Un gato llega a un hogar y su presencia se expande, se despliega. El rap de los gatos es una canción, un poema sobre la vida de un gato, que se hace muchos y ocupa todo el hogar, toda la ciudad, todo el universo.
 
Y ahora hay tres gatos locos saltando alrededor
uno pega un salto ninja, persigue un moscardón.
Uno empuja las cosas para ver cómo caen
y otro espera la tarde para ver qué le traen
y dice miau…


Los versos están cargados de ritmos, acompañados por el estribillo de los maullidos de los gatos, mientras que las ilustraciones son caóticas y desbordadas: allí los gatos conquistan todo, con simpatía y desorden. De este modo, las palabras del estribillo cubren cada vez más las páginas y el universo de los gatos se despliega en las ilustraciones, alcanzando edificios, personas, planetas. Un libro musical, divertido e ideal para todo dueño de gatitos.

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