Las aventuras de Huckleberry Finn es una novela que se puede leer, releer y repensar. Además de la reseña hecha en el blog, y un primer post que se dedicaba a analizar la imagen y el espacio del circo en la novela, se puede pensar también, en cómo, por ejemplo, esta historia presenta una enorme riqueza en las voces de sus personajes.
Leí y trabajé con este relato en inglés, y siempre me resultó muy impactante la variación de registros en las voces. Es, evidentemente, una novela muy difícil de traducir, pero, incluso con esto presente, intentaré hablar un poco sobre la construcción de las voces en esta historia citando algunos pasajes y ofreciendo una traducción para aclararlos.
La novela comienza con esta aclaración del autor que resulta muy relevante para el tema:
“In this book a number of dialects are used, to wit: the Missouri negro dialect; the extremest form of the backwoods South-Western dialect; the ordinary "Pike-County" dialect; and four modified varieties of this last. The shadings have not been done in a hap-hazard fashion, or by guess-work; but painstakingly, and with the trustworthy guidance and support of personal familiarity with these several forms of speech.
I make this explanation for the reason that without it many readers would suppose that all these characters were trying to talk alike and not succeeding. The Author”
Que, en el inicio, dice algo así: “En este libro, se usan varios dialectos, a saber: el dialecto negro de Missouri; la forma más extrema del dialecto del sudoeste de las regiones remotas; el dialecto ordinario del “Condado de Pike”; y cuatro variedades modificadas de esta última”, y que luego aclara que el autor mismo se ha tomado el trabajo de informarse sobre todas estas formas de habla. Es una nota, dice el autor, para que el lector no se confunda y no crea que todos los personajes están tratando de hablar igual y fracasando.
Es una nota curiosa (y bien propia de un Twain mordaz), que muestra la preocupación presente en toda la historia por el trabajo con las voces. Hay un trabajo exhaustivo de parte del autor por construcción los diferentes dialectos y sociolectos con una precisión que bien podría permitir que con sólo escuchar cada diálogo pudiésemos identificar de qué personaje se trata.
En primer lugar, la voz narradora y protagonista de Huck es accesible, incluso considerando las expresiones coloquiales que utiliza; es espontánea y directa, y esto permite que se establezca un vínculo de mucha cercanía con el lector. Esto se mantiene a lo largo de la novela e, incluso, en algunos momentos, Huck apela al lector para compartir sentimientos: “You bet you Jim and me stared, this time”, dice Huck una vez que el viejo dice ser el delfín francés (en español: “Podéis apostar a que Jim y yo nos quedamos aquella vez con los ojos bien abiertos”).
En primer lugar, la voz narradora y protagonista de Huck es accesible, incluso considerando las expresiones coloquiales que utiliza; es espontánea y directa, y esto permite que se establezca un vínculo de mucha cercanía con el lector. Esto se mantiene a lo largo de la novela e, incluso, en algunos momentos, Huck apela al lector para compartir sentimientos: “You bet you Jim and me stared, this time”, dice Huck una vez que el viejo dice ser el delfín francés (en español: “Podéis apostar a que Jim y yo nos quedamos aquella vez con los ojos bien abiertos”).
La historia se ofrece a través de sus ojos, mediada por sus pensamientos y su mirada, que se hacen visibles al lector a partir del uso del monólogo interior. Este se va complejizando a medida que avanza la novela, mostrando así el desarrollo del personaje y también la densidad de la realidad que lo rodea.
Su voz no solo permite conocerlo a él como personaje sino que, además, permite conocer el estilo cultural del estrato pobre del sur de Estados Unidos.
La voz de Huck está bien definida, es irónica y, como surge de un niño, se permite ser directa y cuestionar todo lo que ve y le dicen. Esto, creo, le permite al lector mirar con otros ojos ciertas disonancias de esa sociedad e identificar con rapidez los engaños y las hipocresías. En este sentido, el uso de una voz infantil, que está descubriendo su lugar en esa sociedad y su opinión sobre ella, le permite a la novela construir una crítica a la sociedad norteamericana de aquel momento.
Las voces de los otros personajes también tienen lugar en la novela, especialmente la de Jim. Esto permite conocer otros dialectos y, por lo tanto, otras realidades sociales.
En la versión en inglés de la novela, por ejemplo, la voz de Jim irrumpe en medio del estilo de Huck. El alto nivel de oralidad que presenta, que se ve reflejado en las malas pronunciaciones que hace de gran parte de las palabras, resulta chocante, incluso en comparación con la voz de Huck, que también presenta algunos errores gramaticales y usos de expresiones muy coloquiales en su discurso:
“Yo’ ole father doan’ know, yit, what he’s a-gwyne to do. Sometime she spec he’ll go ‘way, en den agin he spec he’ll stay. De bes’ way is to res’ easy en let de ole man take his own way”, dice Jim (en la versión en español: “Tu padre no sabe entodavía lo que va a hacer. A veces piensa que se va a ir y aluego va y piensa que se queda. Lo mejor es dejar las cosas y que el viejo haga lo que quiera”, capítulo 4).
En la versión en inglés el único modo de comprender lo que dice Jim es apelando a la sonoridad de las palabras, no a su escritura (y sin duda esto nos permitiría pensar también que hay algo de parodia cruel en la representación de su habla).
Así y todo, la voz de Jim aparece diferenciada y presenta otro estrato social, el de los esclavos. A través de sus intervenciones y diálogos, el lector puede conocer al personaje y descubrir, junto a Huck, que Jim es un hombre inocente y, sobre todo, bueno.
Otras voces que aparecen con fuerza son las del Duque y del viejo “Delfín”, que se despliegan cargadas de palabras y frases intelectuales y elevadas pero, a veces, mal utilizadas.
En este caso sí considero que Huck les da lugar a estas voces pero desde la ironía, parafraseando con burla alguna de sus expresiones o permitiendo que el lector escuche algunas de las cosas sin sentido que dicen. Por ejemplo:
“He said it often made him feel easier and better for a while if people treated him according to his rights […] and always called him ‘Your Majesty’ […]. So Jim and me set to majestying him” (el destacado es mío), dice Huck (en español: “Dijo que a veces se sentía más a gusto y mejor si la gente lo trataba conforme a sus derechos […] y le llamaba siempre ‘vuestra majestad’ […]. Así que Jim y yo nos pusimos a ‘majestearlo’” (capítulo 19).
Se puede observar cómo Huck toma la expresión “vuestra majestad”, y la vuelve banal al transformarla en verbo para de este modo señalar cuál es la opinión que le merecen el Delfín y sus discursos.
Las voces del duque y el delfín dan a conocer lo que Huck asume desde el principio, que ambos son mentirosos. El lector, que sí conoce a Shakespeare, por ejemplo, puede percibir esto cuando el duque recita el monólogo de Hamlet de modo incorrecto en el capítulo 21.
Hay, entonces, una enorme riqueza en el uso de las voces en esta novela, en primer lugar en el personaje de Huck, que estructura el tono de la novela y, luego, en las incorporaciones de estas otras voces que permiten absorber la variedad del contexto en el que está inserto Huck.
Otra pista más para seguir leyendo, pensando y disfrutando de Las aventuras de Huckleberry Finn.
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