"Era muy impresionable y creía en todo lo que existía y en lo que no existía también. Pero no sabía disfrazar la realidad. Para ella la realidad era demasiado como para creer en ella. [...] Acabo de descubrir que para ella [...] también la realidad era muy poco. Se daba mejor con lo irreal cotidiano, vivía en cámara leeeenta, liebre saltaaaaaando en el aaaaire por las looooomas, lo errante era su mundo terrestre, lo errante era lo de adentro de la naturaleza.
Clarice Lispector. La hora de la estrella.
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