En estos tiempos de lectura en los que las manos se me van a los libros de poesía, llegué hasta Hermosa soledad, un libro ilustrado (¿libro álbum?, ¿libro de imágenes?) de Jimmy Liao, editado por Bárbara Fiore y Calibroscopio. La primera imagen de la portada es sumamente evocativa y pincha la curiosidad: ¿qué puede ofrecer un libro que se llama así y se presenta con la ilustración de dos nadadores en posiciones inverosímiles y, al mismo tiempo, juntos y separados?
Lo primero para saber y enterarse es que este es un libro autobiográfico. Jimmy Liao, un ilustrador que trabajaba en publicidad, se enteró de que estaba enfermo. Leucemia. Estuvo entonces un año internado, tratamientos y medicinas a su alrededor y, sobre todo, la soledad. Así nació este libro, primero en imágenes, luego con palabras, que más tarde se volvió el diario de esos días.
22 de abril DespejadoEl pájaro que yace prisionero en una jaulajura y perjura que es un ser humano,amante de la libertad.
Así, leer Hermosa soledad es un poco como dejarse tomar de la mano por Liao y caminar con él por esos días de clima oscuro y melancólico. Es atravesar el bosque de sus pensamientos y sensaciones durante ese año, encontrarse con palabras afiladas, con ilustraciones que parten el corazón, y también con una profundad sed y búsqueda por ir más allá, por encontrarse con uno mismo.
29 de abril Lluvioso
Su cuerpo está prácticamente desahuciado,
pero de su cabeza brota una mata de hermosas flores.
El viento al pasar mece las flores,
y pasan revoloteando mariposas y también pajaritos.
Ahora, por fin, empieza a valorar la belleza de las rosas
y a creer en los cuentos de hadas y sus príncipes sapos.
Es un libro evocador, con poemas que llevan más allá de sus palabras y con imágenes que conmueven, que incomodad, que enternecen. Hacía tiempo que no tenía una experiencia tan completa de lectura, de palabras e ilustraciones que armaban una red y me hablaban; de poder entender una situación ajena y, sin embargo, universalmente dolorosa.
Hermosa soledad es un libro para tener cerca, en la mesa de luz, en la biblioteca, y no perderlo de vista, porque el recuento de esos días puede decir mucho sobre los propios.
26 de agosto Despejado
Una hoja está a punto de marchitarse y caer,
y yo soy la única persona del mundo que lo ve.
Aún soy pequeño y no entiendo muchas cosas,
pero le prometo que vivirá siempre en mi corazón.